Desde la Plaza de Bolívar, un grupo de personas observa con angustia lo que ocurre al interior del Palacio. Bomberos y militares también hacen presencia. La tensión es evidente; se percibe el miedo ante la magnitud del ataque que apenas inicia.
Una ráfaga rompe la rutina. Miembros del M-19 irrumpen fuertemente armados por la puerta principal. Los disparos y gritos ahuyentan hasta a las palomas.
Soldados comienzan a apostarse en las afueras del Palacio, mientras ciudadanos, desde la distancia, intentan entender lo que sucede en medio del caos y la confusión.
Respuesta inmediata. Miembros de la Fuerza Pública rodean el Palacio buscando posiciones defensivas. Entretanto, la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos se preparan para atender a los heridos.
Cerco total: Se concentran las primeras tropas del Ejército y la Policía Militar. Se acordonan los accesos al Palacio de Justicia.
La Casa del Florero se convierte en punto clave durante la retoma: desde allí, las fuerzas militares coordinan el operativo de recuperación y establecen su centro de mando para controlar el acceso a la Plaza de Bolívar.
Un tanque del Ejército avanza frente al Palacio de Justicia durante la operación militar.
Periodistas reportan los hechos detrás de una camioneta, donde se resguardan junto a militares armados que vigilan los movimientos en torno al Palacio de Justicia.
Rostros de la confusión. En medio de la tensión y el fuego cruzado, militares llevaban a personas que salían del Palacio de Justicia a la Casa del Florero.
(Secuencia) Entre el humo y los disparos, soldados localizan a un herido y se preparan para evacuarlo.
(Secuencia) Cuatro uniformados trasladan al herido con cuidado, mientras otros brindan cobertura ante el riesgo de nuevos enfrentamientos.
(Secuencia) El herido es llevado en una camilla; los militares avanzan con dificultad, entre el miedo y el dolor de la escena.
(Secuencia) Finalmente, los soldados logran sacarlo hacia una zona segura, donde socorristas intentan brindarle los primeros auxilios. Su rostro refleja el dolor, la desesperación y el asombro.
En medio de la angustia y la tensión del operativo, algunos aprovechaban pausas para hidratarse antes de continuar.
Otros, por su parte, comen algo o fuman un cigarrillo, intentando aliviar la presión que recae sobre sus cuerpos.
Militares se acercaron a observar la operación desde la Plaza de Bolívar; al fondo se distingue la Catedral Primada, testigo silencioso de la tragedia.
Exhausto y cubierto de polvo, este hombre es ayudado por uniformados a salir, aferrándose a sus últimas fuerzas para poder caminar.
En contraste, este sobreviviente muestra una leve sonrisa de alivio al saber que logró salir con vida del calvario vivido en las 28 horas de horror.
Al igual él, la alegría de estar con vida, y saber que verá nuevamente a su familia, se refleja en su rostro.
Una empleada del Palacio de Justicia es evacuada con vida por los uniformados; su rostro refleja el desconcierto.
Militares retiran cuerpos sin vida entre los escombros del Palacio de Justicia, en una de las escenas más dolorosas de la jornada.
El cuerpo de una víctima, identificado con el número 22 sobre el pecho, yace sobre una bandeja metálica. Es un testimonio silencioso de la tragedia que dejó la toma y la retoma del Palacio de Justicia
Miembros de la Cruz Roja corren con un herido en camilla, intentando ponerlo a salvo en medio del caos y el fuego cruzado.
Soldados portan su armamento mientras permanecen en posición de combate en los alrededores del Palacio. La tensión se refleja en sus rostros durante las operaciones.
Una mujer, tendida en una camilla, expresa en su rostro el dolor y la angustia de las horas vividas durante la toma del Palacio de Justicia.
Las labores de rescate se extendieron por varias horas tras la retoma del Palacio de Justicia; los equipos intentaron salvar a los sobrevivientes atrapados entre los escombros y recuperar los cuerpos de las víctimas.
Uno hombre, en medio de la conmoción, observa la devastación del Palacio de Justicia.
Varios soldados permanecen atentos desde el balcón de la Casa del Florero, mientras un tanque de guerra y otros uniformados resguardan el lugar donde se libran intensos combates.